La Formación Profesional debe convertirse, por muchas razones, en la herramienta de transformación de la sociedad del futuro. Un futuro en el que el cambio de paradigma que se está produciendo dará lugar, además, a un cambio de modelo formativo. En este sentido, coincidimos con esa idea de extender la formación a lo largo de toda la vida y de ofrecer formación permanente en todos sus aspectos: reglada, ocupacional, universitaria, formación para el empleo, etc.

Y todo esto nos lleva a redefinir un modelo de Formación Profesional para convertirla en la herramienta fundamental de empleo y de transformación económica. Un modelo que permita de forma coherente y adecuada avanzar en la integración de los diferentes subsistemas. Que permita trabajar para detectar los cambios en el modelo productivo y rápidamente trasladarlos al ámbito formativo y al sector docente, que tiene el desafío de transmitir las competencias y habilidades necesarias para el trabajo y las ocupaciones del futuro.

Las empresas buscan compromiso, iniciativa y liderazgo como habilidades clave. Las denominadas Soft Skills (competencias blandas: sociales, emocionales e instrumentales) son cada vez más demandadas al comprobarse en la práctica que son más “sólidas” de lo que su nombre sugiere. De hecho, la Comisión Europea ha aprobado el Pact for Skills, el Pacto por las Competencias, con el compromiso de facilitar la formación necesaria para cualificar a todas las personas ante las necesidades laborales de la sociedad del futuro.

Necesitamos construir un futuro más sólido desde la combinación de escuela con empresa. Así, la Formación Profesional se convierte en una palanca para cambiar el modelo productivo y adopta esa función de emparejamiento de Oferta con Demanda.

Diferentes modalidades de Formación Profesional deben convertirse en las respuestas que necesitan los jóvenes y los trabajadores para formarse, y así poder combatir las diferentes problemáticas en ambos casos. Esto permitiría, además, desarrollar trayectorias profesionales más estables, más actualizadas y más consistentes. Pero también para todo es fundamental generar un cambio en la percepción de la sociedad sobre la Formación Profesional; hay que prestigiar la Formación Profesional, trasladar a la sociedad todas sus ventajas y poner en valor su aportación.