Con la nueva Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, cuyo borrador se presentó el pasado mes de junio ante el Consejo de Ministros y se aprobó a principios de septiembre, el Gobierno tratará de dar respuesta a tan elevada demanda, con un sistema de FP flexible y conectado con el mercado laboral actual, en la transformación de estas enseñanzas que el Ejecutivo inició hace ya tres años con el Plan de Modernización de la Formación Profesional. 

La Formación Profesional ha surgido como una palanca que da respuesta al mercado laboral dinámico que tenemos en la actualidad. Su transformación ha sido importante en muy pocos años, y su logro más importante es su reinvención como herramienta de generación de empleo joven

Dentro del espíritu de transformación de la Formación Profesional, existe una gran oportunidad para fomentar este tipo de estudios entre la población. Necesitamos para ello una colaboración estrecha entre Administración, Secretarías de Educación de Comunidades Autónomas y empresa, de forma que hagamos atractivo el plan curricular de estudios con la combinación de prácticas empresarias que capacitaran a los alumnos para su entrada inmediata en el mundo laboral. 

Esa es la gran ventaja de la formación profesional, su módulo en Formación en Centros de Trabajo. Para los alumnos, porque reciben una combinación de formación teoría y práctica en una empresa real que les enriquece. Y para la empresa, porque pueden formar a los futuros profesionales desde que son estudiantes, así como enseñarles nuestra cultura desde dentro. Una vez finalizados sus estudios, se quedan los que realmente han disfrutado con la experiencia. Empiezan su vida profesional como una continuación de su vida como estudiantes.